Solo Cristo

Solo CristoHechos 16:16  Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando.

En el diario de nuestro pais, La Nacion, salio un articulo titulado “Mujer pagó ¢75 millones por servicio de Brujería.” (equivalente a unos 150 mil dolares)

Esta ama de casa pagó esta suma para que le brindara servicios de brujería y lograra así quitar una supuesta maldición que caería sobre la vida de su esposo.

La señora vió un anuncio en el periódico  que esta “Señora Bruja” se promocionaba como Santera Cubana y vidente.  En la primera cita le leyó la mano y le advirtió que había recibido maldiciones y que la vida de su esposo también corría peligro.

El dinero pagado era para una “limpia” y la bruja le dijo además que tenía que hacer un “sacrificio” para salvar su matrimonio.

Yo me preguntaba lo siguiente:  ¿Cómo es posible que alguien sea engañado de esta manera, y que  haya pagado tanto dinero?  ¿Cómo es que esto pasa hoy día?  ¿No sabía esta Señora del poder del Señor Jesucristo de Nazaret, el único nombre  que elimina maldiciones, hechizos, y que fuimos limpiados, salvados y liberados  por su preciosa sangre?

La respuesta es obviamente no, ella no tenía conocimiento del poder de Jesús, ni el precio que El pagó por nosotros en la cruz, y me duele el corazón al leer esto.

Es importante comprender que el enemigo utiliza el temor para que hagamos cosas que normalmente no haríamos, nos pinta un escenario inexistente pero de gran urgencia y que tenemos que hacer o dar algo para evitar alguna tragedia. Esto le ha funcionado muy bien tanto con individuos como con la sociedad completa que de manera colectiva cae en su trampa.

Incluso vemos que la gran mayoría de las películas siempre tienen a un falso “salvador’ para la humanidad, cualquier superhéroe funciona, con tal de que quitemos los ojos del Cristo.

Vemos que todavía hay almas que no conocen del poder, salvación, libertad  y misericordia que nos ofrece el hijo de Dios, Jesús. Que nuestra palabra y nuestra vida refleje esa luz para atraer a otros a la única y verdadera salvación.